Un día se acabó la mala suerte para Andy Murray. Ese
torneo grande que parecía tan esquivo durante los últimos cuatro años
finalmente se dio. Desde aquel Us Open 2008 que lo tuvo como protagonista por
primera vez, donde cayó ante Roger Federer, hasta hoy pasaron 15 torneos de
Grand Slam. Murray protagonizó cuatro finales perdiendo todas ellas.
Pero era cuestión de tiempo para el talentoso escocés.
Los consejos de Iván Lendl dieron resultado, era una cuestión mental porque
tenis le sobraba al nuevo número 3 del mundo a partir de hoy.
No la tenía fácil Andy, en frente se encontraba el
defensor del título Novak Djokovic con todo lo que eso significa. Con un factor
fundamental como es el viento en la tarde noche de la final el escocés consiguió
vulnerar a Djokovic en reiteradas oportunidades aunque no lograba mantener su
servicio en los momentos más importantes.
El primer set llegó a un tiebreak y luego de una
vibrante definición Murray se impuso por 7-6 (10).
En el segundo parcial el serbio comenzó 0-2 abajo
nuevamente. Errores poco comunes y un visible fastidio inundaban a Djokovic que
veía escapar a su rival.
Murray volvía a dejar pasar algunas oportunidades para
cerrar el set pero esta vez conseguía hacerse con el saque de su rival en el momento
oportuno (6-5) para llevarse el parcial por 7-5.
La historia cambió en los siguientes dos sets para
Murray que no podía encontrar su juego. Del otro lado un Djokovic completamente
enfocado se estabilizaba mentalmente y aprovechaba su momento para pegar en los
momentos justos y llevar el partido a un quinto set.
Todo volvería a la normalidad en el último parcial.
Allí Murray quebraría dos veces para llevarse el set por 6-2 y poner fin a su
racha de finales frustradas.
Luego de cuatro horas y 54 minutos de juego Andy
Murray levantaba su primer torneo de Grand Slam y se convertía en el primer
británico campeón de un “major” desde 1936.